Shakespeare
El autor y su obra
William Shakespeare nació
en Stratford-on-Avon, Inglaterra en 1564 y falleció en el
mismo lugar en 1616. Fue
hijo de comerciantes, en 1582 se casó con Ana Hathaway
y se trasladó de su
ciudad natal a Londres, ciudad donde se desarrollaría su obra.
Comenzó su actividad como
actor, luego como director y finalmente se destacó
como autor dramático.
Dueño de acciones en la compañía teatral donde trabajaba,
se retiró con una buena
posición económica.
Su producción literaria
se compone de textos dramáticos (tragedias y comedias
muy destacadas) y textos
líricos (especialmente Sonetos, de temática amorosa).
Su obra se divide en
cuatro etapas:
1º etapa: obras con temática y ambiente cortesanos. Hoy en
día, son las obras
más célebres de este
primer momento: Romeo y Julieta y Sueño de una noche de
verano.
2º etapa: domina la escena isabelina sin rivales. Es la
época de mayor nacionalismo
inglés por el reciente
triunfo de Inglaterra sobre la “Armada Invencible”
del monarca español
Felipe II. El autor se centra en delinear el carácter de los monarcas
en su rol de héroes
trágicos; se destacan: Ricardo III y Enrique IV. También
brillan comedias como: El
mercader de Venecia y Mucho ruido y pocas nueces.
3º etapa: representada por las tragedias más violentas y
sombrías: Hamlet,
El Rey Lear, Otelo,
Macbeth, Julio César y Antonio
y Cleopatra.
4º etapa: retorna al drama sereno que sugiere mayor
confianza en la humanidad;
el perdón y la ingenuidad
son los motores del desenlace, como se observa
en el final de La
Tempestad.
Shakespeare se destacó
por la profunda construcción de los personajes, los
cuales expresan sus
conflictos interiores y se humanizan. El autor logra construir
caracteres y separarlos
de las acciones; a diferencia del teatro clásico, la fábula
aparece en segundo lugar.
Otras novedades de su
teatro son: la incorporación de elementos cómicos en la tragedia,
los diferentes niveles de
lengua empleados, la alternancia en el uso de la prosa
(estilo bajo) y el verso
(estilo sublime) y la omisión de la unidad de tiempo y espacio.
Macbeth
William Shakespeare
2 Teatro Isabelino
El teatro isabelino se
desarrolla en Inglaterra en los siglos XVI y XVII, es decir, fines
del Renacimiento y
principios del Barroco. Coincide con el reinado de Isabel I y Jacobo
I, quienes impulsaron el
drama, como una forma de fomentar el nacionalismo
inglés (teatro
histórico).
En esa época, se
organizaron las primeras compañías de actores patrocinados
por capitalistas y
aparecieron los edificios teatrales, ya que antes los actores
eran nómadas.
Había salas públicas y
privadas, el auditorio era muy heterogéneo y las entradas
tenían diferentes
valores. Los teatros eran suntuosos, había palcos, y ciertas
personas podían acceder
al escenario, por ejemplo los patrocinadores. No había
buena acústica, por eso,
los actores impusieron un estilo basado en la declamación
y exageración gestual
para que el público entendiera. Además, no se mostraba en
el decorado sino que se
decía.
El edificio más
representativo de aquella época fue el teatro “El globo”, en el
cual trabajó Shakespeare.
En Inglaterra, los
modelos clásicos llegaron en el Renacimiento de forma indirecta.
El teatro isabelino
corrompe el modelo clásico mediante la alternancia del
verso y la prosa (esta
última, como lo hemos señalado, para los parlamentos de los
personajes cómicos o
rústicos y para los pasajes de menor intensidad).
Sin embargo, este teatro
tomó del Renacimiento los adelantos técnicos escénicos
y el manejo de la lengua
natural (verso blanco) para la representación; la
puesta en escena era
estable y no como en la Edad Media, que era itinerante. El
tiempo de representación
se acortó a dos o tres horas y se organizaron la estructura
y la trama en actos y
escenas.
El teatro isabelino nunca
adoptó totalmente el canon renacentista, por eso se
diferenció del teatro
francés y del teatro italiano. Además, no cortó con el teatro
medieval porque era
requerido por el público y heredó de los misterios medievales
tres nociones
importantes, opuestas a la cosmovisión griega:
la significación del tiempo: el paso
del tiempo es central y va siendo construido
por el héroe, mientras
que el teatro griego cuenta con el tiempo mínimo
necesario para la fabula.
la significación del sufrimiento: en el
mundo cristiano el pecado es el que
trae sufrimiento y no el
disgusto de los dioses.
la significación de la elección: es el
héroe el que con otra elección hubiera
podido evitar la
fatalidad, su voluntad es la única responsable.
Séneca (siglo I después
de Cristo) fue modelo para los dramaturgos isabelinos.
Este autor,
característico de la decadencia del Imperio romano, escribió obras
heterogéneas, con
detalles repulsivos, macabros, en los cuales se reintegra la
temática del destino
inhabitable, las luchas y asesinatos entre parientes por la
obtención del poder y la
aparición de elementos sobrenaturales como espectros,
sueños premonitorios y
crímenes feroces. Todos estos elementos que hacen a lo
patético estaban ausentes en el teatro clásico, porque no
podían mostrarse en
escena para no romper la
mesura que representaba el ideal de belleza clásico.
Fueron precursores de
Shakespeare: Thomas Kyd (quien perfeccionó la estructura
dramática) y Christopher
Marlowe (quien agilizó el empleo del verso blanco
y presentó una visión
individualista del hombre, similar al Renacimiento). Los primeros
3 dramaturgos con
formación universitaria de Cambridge y Oxford fueron
llamados “ingenios
universitarios”.
El Barroco
El Barroco muestra el
desengaño del hombre a fines del Renacimiento. La única
certeza barroca es la
duda como consecuencia del cambio de paradigma geocéntrico
al heliocéntrico. La crisis
barroca promueve la idea de la vida como teatro y el
teatro como metáfora de
la vida. El arte se vuelve recargado, la retórica envuelve el
sentido y se abusa del
ornamento. Los recursos más utilizados son: la paradoja, el
oxímoron, la antítesis y los
juegos de palabras para realzar el sinsentido. Se presentan
juegos de luces y
sombras, confusión entre los elementos reales y la imagen, se
recupera lo misterioso y
lo sobrenatural y los personajes suelen tener dobles.
Macbeth es la tragedia de la ambición, que se desarrolla
hasta adquirir proporciones
épicas. Su hermosura
radica en el perfecto acoplamiento de los caracteres a
la acción y en el relieve
inmortal que el autor ha sabido infundir a los tipos. Es una
mezcla de exageraciones
violentas, una guerra de naturalezas contrarias, nada hay
que no llegue a un
desenlace violento. La tragedia entera es un caos desordenado
de cosas extrañas y
criminales en el que todo tiembla.
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